El riesgo para la preeclampsia es 7,7 veces mayor para las mujeres con hipertensión crónica en comparación con la población general embarazada, y las mujeres con hipertensión crónica tienen más probabilidades de experimentar resultados neonatales adversos, según los resultados de un nuevo trabajo y meta-análisis que incluyó 25 países. Estos resultados fueron publicados en línea el 15 de abril en la revista British Medical Journal.
La preeclampsia es una complicación médica del embarazo también llamada toxemia del embarazo. Es un trastorno exclusivo del ser humano que se presenta en las mujeres embarazada. Se caracteriza por una presión arterial elevada (hipertensión arterial) acompañada de la eliminación de proteínas por la orina (proteinuria) y de retención de líquidos (edema) que se desarrolla entre la semana 20 del embarazo, usualmente en el segundo y tercer trimestre y después de la semana 32 y el final de la primera semana después del parto. Es la complicación del embarazo más común y peligrosa, por lo que debe diagnosticarse y tratarse rápidamente, ya que en casos graves ponen en peligro la vida del feto y de la madre. Si no es tratada, puede terminar en eclampsia, su forma más temible que provoca convulsiones, coma e incluso muerte.
La preeclampsia puede ocurrir hasta en 10% de los embarazos. Es mucho más común en mujeres con su primer embarazo, hasta el 85% de los casos ocurren en primigrávidas y frecuentemente la incidencia disminuye considerablemente en el segundo embarazo. El riesgo aumenta con la edad materna y es cuatro veces mayor para mujeres en cuyas familias ha habido casos de preeclampsia.
El riesgo más significativo en la aparición de preeclampsia es el haber tenido preeclampsia en un embarazo previo. Además, la preeclampsia es más frecuente en mujeres con hipertensión y diabetes previos al embarazo, enfermedades autoinmunes como lupus eritematoso, en pacientes con trombofilias, insuficiencia renal, mujeres con obesidad y mujeres con embarazos múltiples (gemelos, por ejemplo) y sube a casi el doble en mujeres de raza negra.
Es posible desarrollar preeclampsia después del parto, hasta un período de 6 a 8 semanas después del alumbramiento. Por ello, se debe prestar atención las 24-48 horas seguidas del parto con el fin de detectar posibles síntomas y signos de preeclampsia.
Kate Bramham, Bethany Parnell, Lucy C ChappellMD y colaboradores de la División de Salud de la Mujer, del Kings College de Londres, Reino Unido, revisaron 55 estudios elegibles de mujeres embarazadas con hipertensión crónica publicados hasta junio de 2013, que incluyeron 795.221 embarazos y 812.772 infantes. Los investigadores excluyeron los estudios que excluyeron las mujeres con preeclampsia sobreañadida y los que clasificaron a las mujeres con preeclampsia y la hipertensión crónica, junto con las mujeres de bajo riesgo con preeclampsia. Se compararon los datos de los estudios incluidos con datos de cohortes de Estados Unidos con las tasas de incidencia de población general obtenidos del reporte de Estadísticas Vitales Nacionales de EE.UU. de 2006.
Entre la población de EE.UU., los investigadores encontraron que las mujeres con hipertensión crónica tenían un aumento del riesgo relativo (RR) para la preeclampsia sobreañadida en comparación con preeclampsia (RR: 7,7; 95 % IC: 5.07-10.1), cesárea (RR: 1,3; IC 95 %: 1.1-1.5), parto prematuro con menos de 37 semanas (RR , 2,7; IC 95 %:1.9-3.6), peso al nacer inferior a 2.500 g (RR: 2,7; IC 95 %: 1,9-3.8) , ingreso a uci neonatal (RR: 3,2; IC 95 %: 2.2-4.4) y muerte perinatal (RR: 4,2; IC 95 %: 2.7-6.5) en comparación con la población general de mujeres embarazadas. La meta-regresión adicional no identificó factores demográficos influyentes.
Los investigadores señalan que, en general, las mujeres con hipertensión crónica tuvieron una mayor incidencia combinada de preeclampsia sobreañadida (25.9%; IC 95 %: 21,0-31,5%), cesárea (41,4%; IC 95%: 35,5-47,7%) , parto prematuro de menos de 37 semanas (28,1%; IC 95 %: 22,6-34,4%), peso al nacer inferior a 2.500 g (16,9%: IC 95%: 13,1-21,5%), ingreso a uci neonatal (20.5%; IC 95%: 15,7-26,4%), y muerte perinatal (4,0%: IC 95%: 2,9-5,4%).
En los resultados puede notarse heterogeneidad entre los estudios con amplios intervalos de confianza del 95%, lo que puede indicar la variabilidad entre las poblaciones de hipertensión crónicas o que la determinación de hipertensión crónica y los resultados son inconsistentes. Exploraciones adicionales de las diferencias como la edad materna, la economía del país, la paridad, el diseño del estudio, y la definición de hipertensión no dio ninguna diferencia sistemática en las tasas de eventos que explicarían la heterogeneidad.
Esta revisión sistemática en la que se presentaron datos meta-analizados de estudios de las mujeres embarazadas con hipertensión crónica, muestra que los resultados adversos del embarazo son comunes y hace hincapié en la necesidad de la vigilancia estricta prenatal. Se necesita una estrategia coherente para el estudio las mujeres con hipertensión crónica, que según estudios anteriores ha sido diversa. Estos hallazgos deberían llamar la atención y contribuir a la optimización de la salud materna, el tratamiento farmacológico y el manejo previo al embarazo en las mujeres afectadas por la hipertensión crónica.
Referencia: BMJ 2014;348:g2301
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Dr. Rigoberto J. Marcano Pasquier @rigotordoc
Medicina Interna – Patología médica del embarazo
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